martes, 6 de noviembre de 2007

la mujer musulmana


En la primera mitad de este siglo casi todas las mujeres eran, o amas de casa o esclavas; casi todas eran analfabetas y se les prohibía salir de sus casas, excepto casos muy raros. Eran las guardias fieles de la tradición y los valores dominantes, también eran el pasto de todas las formas del pensamiento supersticioso y oscurantista. No tenían derecho a elegir su futuro marido, los padres (hombres) imponían sus elecciones y los hijos, hombres y mujeres, tenían que obedecer. Los matrimonios se formaban dentro de la tribu a menudo con el primo, dada la extensión de la familia patriarcal, la esposa se encontraba bajo la autoridad de su suegra que decidía su destino. La poligamia era un fenómeno muy extendido. Desde entonces, la realidad de la mujer de este pais ha cambiado mucho, sobre todo en las ciudades que tienen más de la mitad de la población. Con la urbanización y descentralización del poder, la escolarización de los dos sexos, la participación masiva de la mujer en la vida pública y todas las manifestaciones de la vida moderna, la extensión de la familia nuclear, con esto nacen nuevos valores y estructuras. El piso moderno extendido en todo el territorio urbano aparece como una revolución contra la casa tradicional. Este espacio es concebido de tal manera que no puede admitir la presencia de una tercera persona (la suegra, la hermana divorciada, etc.). Inconcientemente la arquitectura refleja la futura familia, haciendo a la segunda mujer rechazada. El nuevo espacio sólo tiene sitio para una sola mujer, un hombre y algunos hijos. La tutela familiar no tiene sitio. Un nuevo valor ha sustituido a la elección de los padres: el valor del amor. En la mayoría de los casos las parejas se eligen con libertad, pero a pesar de éste cambio, gran parte de la población todavía vive con el fantasma de la tribu, donde la vida de la mujer pertenece a su padre o a su marido. Este fantasma es el origen del desgarramiento de varias parejas.